LA SÁTIRA NACIONAL I ** Antonio Pedro Pérez **  

Publicado por: Pandora


¡Se nos ha ido Berlanga!, Hace unos días y después de una lucha inútil contra lo irremediable, nos ha abandonado. Como en muchos otros casos, es un abandono físico, su esencia estará acompañándonos siempre.

Este valenciano universal vino a este mundo con el nombre de Luis García-Berlanga Martí (un mundo que luego retrataría de manera magistral), el veintiuno de junio de 1921, en el seno de una familia acomodada. Dividió sus estudios entre los jesuitas y un colegio suizo, cursando estudios de Filosofía y Letras, carrera que tuvo que abandonar al ser detenido su padre en plena posguerra por su antigua condición de diputado republicano. Berlanga se alistó en la División Azul para mitigar la condena de su padre. A mediados de los cuarenta ingresó en La Escuela de Ciencias e Investigaciones Cinematográficas de Madrid, filmando en esa década varios cortos.

A primero de los cincuentas comienza su relación con Juan Antonio Bardem, co-dirigiendo con él la que sería su primera película, “Esa pareja feliz” con Fernán Gómez y Elvira Quintilla. A pesar de ser un film casi olvidado, ya se podía apreciar que no era un cineasta al uso de la época, que se alejaba de los tópicos que invadían la sociedad española por aquellas fechas. En su segunda película, en Berlanga se aprecia algo que va a ser fundamental en su cine, el hecho de burlarse y esquivar la censura franquista, en eso se convirtió en un autentico maestro. Esta segunda película fue un compendio de sátira, esperpento, ironía, sarcasmo, una joya del cine español de siempre, “Bienvenido Míster Marshall”. Para tal fin contó con la colaboración en el guión de Bardem y del afamado autor teatral Miguel Mihura. Berlanga retrata la candidez de un pueblo rural, cómo la esperanza en el maná caído del cielo transforma su monótona existencia y como la frustración les devuelve a la realidad. Berlanga supo rodearse de actores y actrices que supieron sumergirse hasta el mínimo detalle en los roles que se le exigían, prueba de ello son las interpretaciones de José Isbert como el alcalde, Manolo Morán como el avispado representante y Lolita Sevilla como la tonadillera. Las “fuerzas vivas” están fielmente retratadas, así como el resto de habitantes de Villar del Río, supuesto pueblo donde se desarrolla la trama. La película fue premiada en el festival de Cannes, donde no faltó la polémica, ya que fue tratada por algunos sectores como antiamericana (hay una secuencia al final, en la que la bandera americana se hunde en un lodazal.). Villar del Río podría ser cualquier pueblo de la geografía española de la época. Cuenta con escenas inolvidables: La visita del Sr. Delegado General; La petición por parte de todos los habitantes del pueblo de un deseo, como si se tratara del genio de la lámpara maravillosa; El sueño del Sr. Alcalde en el que se ve de Sheriff en un salón del Oeste, manteniendo un esperpéntico duelo con un pistolero (Manolo Morán); El pasaje en el que todo el pueblo desfila en romería disfrazados de “andaluces”, mientras cantan “Americanos” (Villar del Río, en la ficción es un pueblo castellano manchego); El discurso con que Pepe Isbert se dirige a sus conciudadanos, discurso que ha quedado para la posteridad: “Como alcalde vuestro que soy os debo una explicación, y esa explicación os la voy a dar porque os la debo", del que dejaré al final del artículo un enlace. En ese discurso está concentrada la esencia de la película, pero no sólo eso: Podéis trasladarlo a tiempos más cercanos o incluso a la actualidad. Si cambiáis la vestimenta y el blanco y negro de la fotografía por el color, tenemos el mismo discurso de los políticos actuales, prometen todo, pero el pueblo solo recibe la decepción de la nada. Hay un plano en el que se observa el balcón del ayuntamiento al fondo, donde está el alcalde y debajo están todos los paisanos de espaldas a la cámara, solo se pueden ver los sombreros de ala ancha. Para mí es memorable el plano, quedaos con la interpretación tan magistral en esta escena de Pepe Isbert y Manolo Morán.

“Bienvenido Míster Marshall”, está narrada con la voz en off de Fernando Rey y es una divertida comedia coral con una carga de sátira, sarcasmo e ironía tremenda, no deja títere con cabeza, abarcando desde el aislamiento del país debido a la dictadura franquista hasta el colonialismo estadounidense y sus pretendidas dadivas, pasando por los tópicos propios de época, cuando España sólo exportaba al exterior toros y flamenco. La censura estaba tan ensimismada en aplicar la tijera en escenas no ya de sexo (en ese momento eran impensables), sino de insinuaciones al tema, que en el momento en que alguien de la inteligencia de Berlanga o Bardem utilizaba recursos sarcásticos o irónicos no se enteraban de nada. Gracias a eso podemos admirar unas obras que no han perdido frescura con el tiempo, sino todo lo contrario. Creo que la filmografía de Berlanga correspondiente a los años cincuenta y sesenta ha soportado mucho mejor el paso de los años que las que hizo con posterioridad. Permítanme un inciso antes de seguir: Era tal la necedad y la ceguera de la censura franquista que en la película Mogambo al doblarla al castellano convirtieron un adulterio en incesto, estos funcionarios de la tijera no se enteraban de nada.

Después de rodar en 1953 “Novio a la vista”, donde vuelve a tener la colaboración de Bardem en el guión, rodó en 1956 la que para mí es su mejor película, y quizás una de las mejores películas españolas de todos los tiempos, me refiero a “Calabuch” (esta afirmación es totalmente subjetiva).

A Calabuch, pueblecito de la costa levantina (en realidad, Peñiscola), le ocurre lo que a Innesfree (El hombre tranquilo): Es el paraíso donde todos, en un momento de nuestra vida desearíamos estar. Es un pueblo sosegado, en la costa La característica que mejor define a sus habitantes es la bondad, es un pueblo donde la depresión del momento es vencida por la imaginación que emplean sus habitantes para practicar el contrabando, que es la gran fuente de ingreso del pueblo y todos se hermanan para vencer las escasas trabas que le ponen las autoridades del pueblo, es decir, la política con el alcalde, la religiosa con el párroco y la militar, con el sargento de Guardia Civil al frente, sargento cascarrabias y buenazo, personaje fordiano al cien por cien.

La trama es muy simple: Un físico nuclear, al darse cuenta de que sus investigaciones podrían acarrear un desastre, se refugia anónimamente en Calabuch. Allí se hace llamar Jorge, y enseguida se hace imprescindible para los sencillos moradores del pueblo. Entabla amistad con “El langosta”, un contrabandista que utiliza la cárcel como posada. Jorge, al no estar identificado termina compartiendo celda con “El langosta”, entablando una amistad, que le lleva a conocer a todos los habitantes del pueblo, pasando a ser prácticamente imprescindible para ellos. Calabuch, como buen pueblo levantino tiene arraigada la cultura de la pólvora, es decir, para ellos es fundamental el concurso de cohetes que se celebra todos los años con los demás pueblos limítrofes y que por desgracia para ellos no ganan desde hace mucho tiempo. Jorge se ofrece para ayudarles. Ellos se muestran escépticos hacia tal ayuda, ya que desconocen la verdadera identidad del nuevo vecino. Al final Jorge los convence, y prepara un cohete que no solo gana el concurso sino que atrae la curiosidad de periodistas y televisiones. Lógicamente es descubierto y devuelto a la cruda realidad de la que pretendió huir.

Todos los personajes están definidos: El gran Manuel Alexandre como el pintor que sin prisas rotula las barcas de pesca; Valentina Cortese es la maestra enamorada del Langosta (Franco Fabrizzi) y correspondida por este, pero en secreto, (sólo cruzan miradas, y al final de esas miradas un rictus de amargura, saben que lo suyo es un amor imposible); Félix Fernández es el señor párroco, preocupado por la iluminación de su iglesia y por entablar unas delirantes partidas de ajedrez con el farero de Calabuch, al que interpreta Pepe Isbert. Los dos se comunican a través de una radio, acusándose mutuamente de hacer trampas, dando lugar a diálogos delirantes; Juan Calvo es la autoridad militar suprema de Calabuch, es el sargento Matías de la Guardia Civil, que como expuse antes es el típico cascarrabias con corazón de oro, empeñado en dar marcialidad a todos sus actos y consiguiendo todo lo contrario. Especial mención merece la escena en la que dirigiéndose a sus presos, o mejor dicho, sus dos inquilinos, les dice: “¡A las diez cierro las puertas del cuartel, si no habéis venido pasáis la noche en la calle!”, o cuando impone marcialidad a unos vecinos disfrazados de romanos. El alcalde y la hija de Matías son personajes que complementan a los anteriores y hacen de Calabuch una película genuinamente coral.

Hay dos personajes en los que me quiero centrar, bueno quizás sean tres. Ahora me explico: El primero es el profesor George Hamilton, Jorge para todos. Berlanga contó con Edmunn Guenn, actor inglés que había colaborado entre otros con Hitchcock, y cuya última película sería ésta. Jorge está asqueado, vencido. Era un físico brillante, un ganador, una mente privilegiada, un hombre convencido de que su trabajo es beneficioso para la humanidad. Sin embargo, un buen día se da cuenta del horror en el que está trabajando, se da cuenta que las bombas nucleares pueden destruir todo lo que él ama, que en definitiva es el planeta y sus moradores. Horrorizado huye, desaparece, creando una gran confusión y consternación mundial. La prensa, las televisiones, todo el mundo lo busca, pero el profesor Hamilton no aparece. De pronto, en un pueblecito recóndito y desconocido para el gran mundo, aparece un anciano con aspecto bondadoso que carece de documentación y que asegura llamarse Jorge. Así comienza Calabuch. Como comenté anteriormente, Jorge se hace imprescindible para el pueblo, todo el mundo lo necesita y él colabora con todos. En la escena final, cuando la flota estadounidense rodea con sus barcos el pueblo, éste se quiere hacer fuerte, para defender lo que ya consideran suyo, es decir, a Jorge. Para ello preparan su ejército, porque, señores, Calabuch tiene ejército: Un puñado de voluntarios con sus trajes de romanos se aposta en la playa para plantarle cara a la mismísima flota americana.

Al final ocurre lo inevitable. Jorge vuelve a sus orígenes y vuelve a ser el profesor George Hamilton, desapareciendo en un helicóptero para siempre.

He dejado para el final a un personaje entrañable, interpretado por un actor de una categoría única, un actor que despareció muy joven y sin embargo dejó una estela irrepetible dentro de la cinematografía española. El actor es José Luis Ozores, y su personaje es Cucharito. ¿Quién es Cucharito? Pues miren, Cucharito es un hombre que por lo menos una vez al año es esperado de manera festiva por todos. Posee un desvencijado camión en el que transporta a Bocanegra, el otro personaje al que hacía mención antes. Cucharito va de pueblo en pueblo, los visita cuando celebran sus fiestas y ofrece una diversión única: Cucharito es torero y Bocanegra el toro. Cucharito malvive en su camión, preparándose un bocadillo de sardinas en latas antes de torear, en su cara está reflejada la amargura de la soledad, de la pobreza y de una ingenuidad sin límites. En la escena de la corrida es conmovedor como le suplica al Bocanegra que envista, así como el dialogo que mantiene con el animal por la noche en la arena de la playa. Es un personaje breve pero que Ozores hace grande. Tal como era él: Un actor grande, inolvidable.

Hasta aquí este primer capítulo que le dedico a Berlanga. En el próximo número seguiremos repasando la filmografía de este director al que el cine español le debe todo.



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1 comentarios

Son pocas las películas que he visto varias veces y "Bienvenido Mister Marshall" es una de ellas, me parece genial. Sin embargo "Calabuch" no la he visto nunca y me has despertado la curiosidad. Prometo verla y comentarte qué me ha parecido.
Un saludo y enhorabuena.

28 de diciembre de 2010, 14:34

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